Obtener un título de medicina no garantiza una carrera profesional a una mujer en Pakistán, donde muchas doctoras quedan relegadas al hogar cuando se casan, algo que una compañía quiere remediar con un proyecto de telemedicina que además busca llevar una sanidad asequible a mujeres de regiones pobres.
En una clínica de la empresa doctHers, en la polvorienta zona de la colonia Model en Karachi, en el sur de Pakistán, Naheed Anjum habla de su asma con su médico a través de la pantalla de un ordenador, mientras una enfermera le pide que eleve los brazos para comprobar su respiración.
En la sala de espera, aguardan su turno varias mujeres, algunas acompañadas por sus hijos, en una barrio donde viven 200.000 personas y hasta ahora solo había tres médicos, dos hombres y una mujer.
Desde su inauguración en mayo de 2015, unas 8.000 mujeres han pasado por la clínica de la colonia Model, que cuenta con dos doctoras, farmacia, análisis de sangre y ultrasonidos.
En un país donde la mayoría de los estudiantes de medicina son mujeres, pero solo una minoría ejerce la profesión por motivos culturales y familiares, doctHers ofrece una oportunidad a las doctoras para trabajar con telemedicina.
Las doctoras de esta compañía tratan a pacientes desde sus casas a través de videoconferencias con clínicas que cuentan con una enfermera en persona que sigue las instrucciones del médico.
Un sistema de acceso remoto a los instrumentos de diagnóstico permite a las médicos revisar las constantes vitales de sus pacientes.
Sara Saeed Khurram, una de las fundadoras de doctHers, ideó este proyecto cuando fue despedida del hospital en el que trabajaba tras quedarse embarazada y ver la situación de sus compañeras de universidad.
«De los 300 alumnos de mi promoción 230 eran mujeres y 70 hombres. Pero ahora trabajan más hombres que mujeres de aquella hornada de médicos», explica la doctora, de 29 años y madre de una niña de tres.
Los datos del Consejo Médico y Dental de Pakistán apoyan a Saeed: el 63 % de los estudiantes de medicina del país son mujeres, pero solo el 23 % de ellas llegan a ejercer.
«Si hay tantas mujeres médico ¿por qué no trabajan? El motivo es la sociedad patriarcal y machista paquistaní. La mujer está considerada un accesorio, tiene hijos, te cuidan, te cocinan», considera la emprendedora.
Saeed explica que las esposas médico tienen mucho prestigio social para los maridos, incluso existen páginas web matrimoniales especializadas en galenas, pero tras el matrimonio las doctoras abandonan sus carreras por imposiciones familiares y culturales para ser madres y cónyuges.
DoctHers cuenta ya con siete clínicas, cinco de ellas en Karachi, ciudad de más de 20 millones de habitantes, y dos centros más en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en el noroeste paquistaní.
Veinte doctoras, que habían abandonado su profesión, trabajan en ellas.
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